viernes, 15 de octubre de 2010

El aprendizaje organizacional como base para la Innovación

En este nuevo milenio uno de los diferenciales mayores de la competitividad en las organizaciones está representado por la capacidad de aprender en forma constante.
Por ello es importante que cada elemento de esta estructura sea consciente de las habilidades que debe desarrollar para mantener la ventaja competitiva, estableciendo, desde la reflexión sobre las competencias esenciales que serán factores críticos de éxito en el futuro, hasta las habilidades que deben desarrollar en el presente.
Estas organizaciones de corte competitivo se establecen en forma paradigmática en los límites de sus respectivas industrias, es decir se forman en el proceso de cambio como constante, aceptando presiones y adaptaciones fundamentalmente culturales.
Estos cambios culturales, son cambios en los supuestos, en la forma de pensar de la gente sobre lo que le rodea y sobre la forma de hacer las cosas. Estos cambios no pueden ser ordenados por los líderes, se dan fundamentalmente por la interacción de los grupos y las personas que actúan en forma diferente, porque el cambio de mentalidad no suele comenzar a gran escala dentro de las organizaciones.
Para que esta habilidad de aprender se fortalezca, dentro de las organizaciones, debe fomentarse otro tipo de habilidad también fundamental, la habilidad de olvidar. Es decir que cada individuo, grupo y organización deben ser conscientes que hay habilidades que ya no son necesarias y deben ser excluidas de la estructura paradigmática organizacional.
Para ello, la regeneración organizacional es importante y a través de los líderes debe enfocarse no solo ser mejor y más rápida, sino ser diferente; ésta es la base fundamental de toda organización que aprende y por lo tanto se desarrolla.
Entonces, el desarrollo organizacional ocurre cuando la organización aprende a mejorar el planeamiento del cambio, es decir se hacen especialistas en destruir el paradigma que ellas mismas han construido y en esta actividad de destruir y construir, establece la fortaleza competitiva de manejar el futuro, comprenderlo, construirlo, adaptarlo, hacerlo real.
Por lo tanto, parte de la cultura organizacional debe permitir la disposición de un proceso de aprendizaje superior que desafíe los supuestos establecidos.

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